miércoles, 1 de junio de 2011

J.M.BASQUIAT


JEAN – MICHAEL BASQUIAT
GUILLERMO ECHEVESTE. echeveste108@hotmail.com
HISTORIA DEL ARTE IV
PROF.ROBERTO ROSIQUE
MAYO 2011

SAMO (same old shit ), es justo la frase que describiría a este artista neoyorquino, frase que pintaba en graffiti en las paredes de Nueva York, como también refleja su estilo de vida y su obra, que es una muestra de su tiempo y del contexto: Nueva York, específicamente en Brooklyn en donde nació en 1960. Hijo de un contador haitiano y una diseñadora gráfica puertorriqueña, que se divorciaron y por tal motivo tuvieron que mudarse constantemente. Estudió en una escuela católica privada, posteriormente en una escuela pública y finalmente, a los 16 años, ingresó en la City-As-School, centro escolar para adolescentes superdotados, de donde lo expulsaron, por rebeldía, un año antes de graduarse. Creándole un estilo de vida en constantes cambios, vivió por algún periodo de tiempo en Puerto Rico, después regresó a Nueva York, en donde a los 17 años dejó su hogar a cambio de las calles.
En estos días se habla mucho del efímero arte callejero, el cual se ha sobre expuesto en los medios en los últimos años lanzando al mercado infinidad de nuevos artistas que por fin han encontrado el modo de ubicar su estética y conceptos en las sociedades consumistas del primer mundo, quedando muy pocos realmente comprometidos con la calle y con la esencia contestataria y guerrillera de usar las paredes como lienzo. Existen infinidad de galerías especializadas, creadores trabajando para las grandes firmas, incluyendo sus obras en ropa, objetos de colección, posters, tecnología, juguetes, viviendo el ideal de muchos de no sólo subsistir con el arte sino también hacer empresa.

Mantuvo un estilo de vida en las calles de aventura urbana, en contacto con las subculturas, las drogas, las pandillas de jóvenes inconformes con el sistema y escasos de oportunidades, quienes a través del el grafiti, se expresaban pintando en los vagones del metro, edificios abandonados y muros. Frecuentaba el Soho, barrio en donde las galerías de arte proliferaban y será ahí donde Basquiat de alguna manera tuvo contacto con el arte y por supuesto por influencia de su madre a través del diseño, los colores.
Cuando abandonó su casa y vivió en edificios abandonados, su medio de manutención fue creando camisetas y postales y vendiéndolas en las calles, el grafitti le dio la oportunidad de poder expresarse y desarrollar su particular estilo, catalogado dentro del Bad painting y el Neoexpresionismo. Logró exponer con artistas de la Transvanguardia italiana. Las pintas que solía crear estaban cargadas de poesía y pensamientos filosóficos, como de un toque satírico contra la sociedad y las religiones, que desde su visión controlaban las mentes de la humanidad y detenían el desarrollo del ser humano.
Los murales que pintaba llevaban inscripciones como las de *SAMO salva idiotas * ó *SAMO pone fin al lavado de cerebro religioso, La política de la nada y la falsa filosofía*. Fue en un reportaje en The Village Voice el primer indicio en que el mundo del arte se interesaba por él.
Pero fue en 1980, siendo aun un vagabundo, cuando empezó a dedicarse a la pintura, J.M Basquiat poseía cierta curiosidad intelectual y sentía una verdadera fascinación por el expresionismo abstracto, por los trazos gestuales de Franz Kline, por los primeros trabajos de Jackson Pollock, por las pinturas con figuras de De Kooning y por las caligrafías de Cy Twombly, todo lo cual, junto a sus raíces haitianas y portorriqueñas, le llevó a tener un gran dominio del grafismo expresivamente gestual. Interesado también por las combine paintings de Robert Rauschenberg y por el Art Brut, de Jean Dubuffet, así como por la cultura popular, sus graffitis adquirieron una cualidad plástica y expresiva cada vez más próxima a la de la reciente pintura norteamericana, hasta el punto de que, unos años más tarde, Jeffrey Deitch definió su trabajo como una “chocante combinación del arte de De Kooning y de los garabatos pintados con aerosol en el metro neoyorquino”.

En 1982 se inicia para Basquiat un verdadero camino hacia el éxito: se multiplican sus exposiciones individuales y colectivas. En 1982 es incluido en la exposición Transvanguardia: Italia/América con artistas neoexpresionistas de la talla de S. Chia, F. Clemente, E. Cucchi. Ese mismo año participa en la exposición organizada por Diego Cortez, presentada en la Galería Marlborough de Nueva York, titulada The Pressure to Paint, junto con otros artistas como G. Baselitz, S. Chia, F. Clemente, E. Cucchi, M. Disler, R. Fetting, K. Haring, y J. Schnabel, entre otros. Al año siguiente (1983) participa en la Bienal del Museo Whitney de Nueva York junto a los emergentes representantes del arte apropiacionista, los nuevos expresionistas, y otros graffitistas como K. Haring.

En 1986 Basquiat viaja a África y expone en Abidján (Costa de Marfil). En noviembre de ese mismo año realiza una gran exposición (más de 80 obras) en el Museo Kestner-Gesellschaft de Hannover, convirtiéndose, con 25 años, en el artista más joven que exhibe en ese museo. En 1988 se instalan exposiciones en París y Nueva York, y en abril de ese mismo año trata de abandonar sus adicciones y se retira a su casa de Hawái. Vuelve a Nueva York en junio, anunciando que se ha liberado de las adicciones, pero el 12 de agosto de 1988, a los 27 años, muere por sobredosis de heroína, convertido en el artista visual negro más exitoso en la historia del arte afroamericano.

Una de las grandes polémicas que envuelva a este artista, es que se cuestiona su calidad como *artista*. Al no haber pasado por una academia propiamente dicha, esto para algunos no lo hace válido, pero es justamente su arte y su obra la que hablan por él, es el artista posmoderno, desilusionado de las promesas de la modernidad y el *stablishment,* un chico negro y latino, adicto además, que deambula por las calles de la urbe mas polifacética del mundo de los años 70*s y 80*s. Es el reflejo de la decadencia de esa sociedad, artista talentoso, por fortuna es descubierto por las personas indicadas, para que el logre ser reconocido, contrario a otros que nunca podrían haber demostrado sus cualidades el fue capaz, manteniendo su personalidad, rebelde, anarquista y buscador de respuestas, que con el arte logró captar su visión, su realidad del mundo y sobre todo, de su tiempo. Supo reencontrar el arte de las calles con el gran mercado del arte de las elites.

Había una vez un Principito que tenía una preciosa corona. Un brujo malo y envidioso lo encerró en una torre, de donde no podía salir. El niño se encaramaba a lo alto de la torre y daba cabezazos contra los barrotes para que le oyeran y vinieran a liberarle. No le soltaron nunca y murió allí en la torre, pero el ruido que hacía con la corona y que abarcaba kilómetros y kilómetros era un sonido tan hermoso, que desde todos los lugares los hombres se paraban a escucharlo, tendiendo las manos hacia el viento o intentando recogerlo en sus brazos, tal era su belleza… J.M. Basquiat

Bibliografía..
Benedikt taschen (2010) Arte del siglo XX. Edit. Taschen España

INTERNET
www.masdearte.com
www.wikipedia.com


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